¿Y si nos ponemos en su lugar? (Audio artículo)




Nuestra naturaleza es curiosa, rara y absurda, solo somos sociales por conveniencia, la inmensa mayoría cuando se encuentra en una situación de vulnerabilidad, desea el apoyo de su comunidad para que la presión y el respaldo social, sean uno de los vectores para poder solucionar esa dificultad.

No solo individuos, los colectivos que defienden una serie de intereses concretos, esperan que la sociedad se vuelque con ellos y les acompañe en sus reivindicaciones y así sucede, quienes les acompañan en protestas y marchas en esas reivindicaciones comprenden que es necesario implicarse por los propósitos y necesidades que se defienden, sea que les afecte directamente o no, eso se llama empatía.

Ahora bien, la inmensa mayoría una vez logran su objetivo gracias a la presión social, se desentienden de los demás, adoptando un comportamiento estúpido, egoísta y mezquino; se regresa a la comodidad del individualismo y si los demás tienen alguna dificultad, que la solucionen como puedan y en ocasiones algún colectivo solo vela por sus intereses, no apoyando otros movimientos sociales.

Así no vamos a ninguna parte, ¿Que futuro pretendemos, si no nos cuidamos mutuamente?
Por este motivo el capital siempre nos aplasta, porque la derecha tiene unos objetivos comunes, estar unidos para lucrarse y sacar beneficios a costa de todos nosotros los trabajadores, explotándonos de forma salvaje e inhumana.

Aún no logro entender como un pobre vota a la derecha, es como si un esclavo le entregará las cadenas y los grilletes en bandeja de plata a su amo, se hincara a sus pies ofreciéndose para ser puteado.
¿Cómo se puede amar el servilismo y la miseria?

Óscar Martínez y Angie Valeria murieron ahogados al atravesar el río Bravo para escapar de su Salvador natal, asolados por el hambre, las miserias y las penas.
No son casos aislados, fallecen miles de personas por las salvajes políticas liberales alrededor del globo.

No hace falta salir de nuestras fronteras para comprobar los estragos sociales que esas políticas han hecho en nuestra sociedad, una alta tasa de paro, empleos precarios, familias desahuciadas, personas buscando en los contenedores desperdicios para comer, la sanidad y la educación pública deterioradas y quiénes han optado por el suicidio al no poder resistir la asfixiante presión económica.
Nuestro Estado del Bienestar lacerado de forma infame.

Es una pesadilla hecha realidad, los rojos y azules mandados por el sistema han sido los verdugos de esta pena capital cometiendo atropellos en contra nuestra a diario, pero la mayor responsabilidad recae en la mayoría que no hace un ejercicio de reflexión sobre nuestra situación social, al no empatizar con los demás.

No solamente ver la noticia y sentir una pena momentánea, que al cabo de un rato se olvida, ya que de nosotros no se trata porque le ha sucedido a otro, pero y si nos sucediera a nosotros, ¿Acaso no sentiríamos pena y vergüenza por nuestra indiferente sociedad?

Si nos pusiéramos en el lugar de aquellos que peor lo están pasando, comprenderíamos su dramática situación y al empatizar colectivamente, haríamos propias todas las reivindicaciones sociales, seríamos una sola voz ante las injusticias y atropellos que se cometen contra los más vulnerables, ese es el comportamiento de una verdadera sociedad desarrollada, velar y protegernos entre todos.

El momento de ese despertar social, nos hará ser lúcidos para elegir a los representantes políticos que en verdad hagan valer nuestros intereses sociales por sobre los del capital, esa sería una gran victoria de esta nuestra revolución pacífica.

Valemos por lo que somos, no por lo que tenemos.

Luis Felipe

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